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Cápsula Educativa

¿Dónde ocurrió el terremoto más fuerte de la historia de la humanidad?

DATOS BÁSICOS

Amenaza Asociada Terremotos, Tsunamis
Curso 7° Básico
Ámbito/ Asignatura Historia, geografía y ciencias sociales
Núcleo/ Eje Hominización, complejización de las primeras sociedades y civilizaciones fluviales
Objetivo curricular

HI07 OA 21: Reconocer procesos de adaptación y transformación que se derivan de la relación entre el ser humano y el medio, e identificar factores que inciden en el asentamiento de las sociedades humanas (por ejemplo, disponibilidad de recursos, cercanía a zonas fértiles, fragilidad del medio ante la acción humana, o la vulnerabilidad de la población ante las amenazas del entorno).

Tiempo estimado de la actividad 2 bloques de 45 minutos
Desarrollado por Joaquín Morales* para Itrend
*Licenciado en Ciencias Exactas y Magíster en Filosofía de las Ciencias

INTRODUCCIÓN

Hace aproximadamente 3800 años antes del presente, ocurrió lo que se presume es el terremoto más grande de la historia de la humanidad¹. Esto sucedió a 80 km al sur de Iquique, en una zona que hoy conocemos como Pabellón de Pica. Se creía que no era posible² tal ruptura en las placas Sudamericana y de Nazca, pero los rastros de una ruptura de miles de kilómetros y las huellas de daños ocasionados en las construcciones de las comunidades que allí habitaban hace milenios, nos indican no sólo que efectivamente sucedió sino que además conllevó un inmenso maremoto con olas de más de 20 metros de altura (Figura 1), llegando las más grandes incluso hasta los 40 metros. Esta investigación, liderada por el Magíster en Arqueología y académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile Diego Salazar, fue llevada a cabo por un amplio equipo, conformado por profesionales de diversas áreas y países. En tal equipo, destacan influyentes figuras de la investigación nacional que puedes encontrar en otras de nuestras cápsulas: Gabriel Easton (Falla San Ramón: Paleosismología para prever una catástrofe) y Victoria Castro (Montañas sagradas de la Puna de Atacama). El trabajo realizado conlleva una interesante y fructífera articulación entre la investigación geológica de la ruptura producida en el terremoto y del estudio arqueológico tanto de la distribución de las comunidades en los tiempos previos y posteriores al evento como de la erosión producida por el maremoto en sus construcciones. En conjunto, nos proporcionan una perspectiva muy significativa de la historia tanto del territorio como de nuestros ancestros que allí habitaron

En esta cápsula, estudiaremos las evidencias que nos permiten concluir que este fenómeno efectivamente sucedió, y además las huellas arqueológicas que nos indican que el territorio tuvo que ser abandonado para no ser habitado nuevamente sino hasta miles de años después. Particularmente, tendremos como objetivo reconocer los procesos de adaptación de las culturas del sector en relación con el megaterremoto de hace 3800 años.

Simulación del tsunami que afectó al Norte Grande tras este terremoto de magnitud 9.5 Mw

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DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD

El evento que estamos estudiando es, en muchos sentidos, excepcional. A diferencia de las zonas de subducción, donde los terremotos de magnitud 9.0 pueden ocurrir de 3 a 5 veces por siglo, en el norte de Chile, en cambio, una magnitud como la del terremoto de hace ~3800 años es una vez cada 250 a 10000 años¹. La dificultad de una ruptura de dimensiones suficientes para generar un sismo de este tipo, hizo que la comunidad científica creyera imposible su aparición en esta zona². La investigación “Did a 3800-year-old Mw ~9.5 earthquake trigger major social disruption in the Atacama Desert?” presenta importantes evidencias de este megaterremoto, las cuales se pueden clasificar en dos tipos: geológicas y arqueológicas. 

Entre las principales evidencias geológicas, tenemos el descubrimiento de una ruptura de miles de kilómetros¹. Esto es, un pronunciado levantamiento de tierra en el sector costero. Además, se dispone de depósitos de un paleotsunami. Estos depósitos consisten en gravas gruesas bien redondeadas, clastos angulares y cantos incrustados de fragmentos de conchas de moluscos bien conservadas¹. Estos rastros son indicadores clásicos del impacto de un tsunami en la roca. El agua deforma y suaviza los contornos, además de incrustar elementos fósiles que nos permiten estimar la fecha del momento del impacto. Estos depósitos bien podrían corresponder al impacto de varios tsunamis en un periodo más extenso de tiempo, pero contamos con evidencia que puede disipar esa posibilidad indicando que debió ser sólo un gran evento. Las razones para creer que estos hallazgos provienen de un sólo gran evento se pueden resumir en las siguientes¹:

  • No existen en la región depósitos similares tan bien conservados del Holoceno medio a tardío que sean significativamente reconocidos
  • Los depósitos son relativamente de la misma época que otros depósitos distribuidos en varios lugares a lo largo de la costa del norte de Chile
  • Se ha identificado un tsunami transpacífico en Nueva Zelanda y otras islas, fechado entre 3500 y 4500 años antes del presente
  • Ocurrieron severas transformaciones sociales simultáneamente en el sector -lo que da paso al segundo tipo de evidencias.

Las evidencias arqueológicas se basan en la identificación de evidencias de erosión y sedimentación en cinco sitios arqueológicos a lo largo de la costa del norte de Chile (Paquica, Cobija, Zapatero, Los Bronces y Hornos de Cal)¹. Por ejemplo, en Zapatero, además de encontrar un basurero de conchas de 6000 m² y 2 m de profundidad¹, las fuertes corrientes del paleotsunami podrían ser la causa de la evidente erosión en las superficies y de la destrucción parcial o total de dos edificios arquitectónicos construidos en piedra. En uno de estos edificios, las paredes se encuentran orientadas hacia el mar, lo que podría indicar que fueron empujadas por la corriente de reflujo del tsunami¹. 

Para entender una de las evidencias cruciales de esta investigación, primero hay que tener en cuenta que las comunidades humanas poseen una tendencia a transmitir conocimientos locales sobre su entorno, lo que en consecuencia les permite adaptarse en situaciones de riesgo de desastre¹. Por lo tanto, dado que las comunidades de cazadores y recolectores habían habitado la costa del desierto de Atacama desde al menos 12000 AP, sería esperable que contasen con estrategias de resiliencia que les permitieran anticiparse ante este tipo de eventos. No obstante, lo que se observa es que las consecuencias del evento fueron devastadoras, tanto así que obligaron a las comunidades a trasladarse de aquel lugar para no volver en más de mil años. Específicamente, lo que se encontró es que entre el ~3800 AP y el año ~1000 AP tanto las localidades como los cementerios aglutinados se ubicaron intencionalmente en latitudes más altas, usualmente desde los 20 msnm¹. Una explicación para la dificultad de adaptación ante un evento de tal magnitud (~9.5 Mw) sería, por lo tanto, que estos terremotos tsunamigénicos ocurren en el área sólo en intervalos temporales grandes¹. Es decir, las comunidades no pudieron anticiparse porque probablemente no habían vivido un evento de tal intensidad. En suma, tomando las características geológicas del territorio y el comportamiento de las comunidades que allí habitan, podemos concluir que con alta probabilidad debió ocurrir un megaterremoto hace ~3800 años AP en el Pabellón de Pica.

El distanciamiento de la costa y los cambios en la distribución de los asentamientos y cementerios se pueden interpretar como estrategias de resiliencia desarrolladas por las comunidades de cazadores-recolectores para enfrentar los desafíos del evento de ~3800 años AP¹; las cuales resultaron ser efectivas durante milenios. No obstante, las razones originales de esta mudanza parecen olvidarse con los años, puesto que luego del año 1000 AP, los sitios residenciales y cementerios aglutinados se ubicaron nuevamente cerca de la costa o bajo los 10 msnm. Esto nos invita a una reflexión sobre la importancia de la memoria colectiva para propiciar condiciones de resiliencia en las comunidades. Las estrategias de aquellos años conservan un factor común relativo a la propia condición humana, a saber, la finitud de la vida y la dificultad que esto supone a nuestras capacidades para sostener una memoria colectiva. Es por ello que, en nuestro tiempos, se debe fomentar la comunicación de resultados de investigaciones interdisciplinarias, con el fin de instalarlas en lo público y utilizarlas para recalibrar las políticas actuales de evaluación de peligros. En este sentido, la importancia de esta investigación recae en el conocimiento que ahora podemos tener sobre la ocurrencia de megaterremotos en escalas temporales amplias. Y ante la laguna supersísmica que aparece al tener en cuenta estas evidencias, surge como una gran necesidad aumentar los estudios regionales para lograr anticiparse de manera efectiva a un nuevo evento de esta magnitud. Al fin y al cabo, la resiliencia se debe construir a largo plazo siempre recordando que el conocimiento que generamos es nuestro legado para el futuro. 

El geólogo Gabriel Easton estudiando depósitos de playa en la posible zona donde ocurrió este evento sísmico hace 3800 años

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ACTIVIDAD 

Si pudieras conversar con un habitante de estas comunidades de cazadores-recolectores, ¿qué le preguntarías? Quizás lo primero sería confirmar si el megaterremoto efectivamente sucedió, luego tal vez preguntar por sus consecuencias y sobre cómo lograron sobrevivir. Nuestro conocimiento se vería altamente enriquecido con un testimonio así. Lamentablemente, sería muy difícil tener tan valiosa conversación. No obstante, podemos hacer el ejercicio opuesto. Para alguien en el futuro, nosotros somos una comunidad de hace 3800 años y, sin duda, existe un equipo de profesionales de la geología y la arqueología en el futuro investigando nuestra resiliencia ante desastres. Para facilitar su trabajo, dejémosles un mensaje. La actividad consistirá, entonces, en escribir una carta sobre algún desastre de origen natural reciente dirigida a una investigadora o investigador en el futuro. Específicamente:

  • Elegir un desastre de origen natural que haya afectado a tu comunidad
  • Realizar una breve descripción del evento (cuándo, dónde y cómo sucedió)
  • Explicar cómo la comunidad se preparó, resistió y se recuperó de este evento
  • Agregar un relato breve de alguien que lo haya vivido, puedes ser tú o algún familiar, profesor/a, compañero/a, etc
  • La extensión debe contemplar al menos dos párrafos (uno de descripción y otro de relato) en un mínimo de una plana de hoja carta.

Con la autorización pertinente, la actividad finalizará insertando las cartas en una botella de vidrio que luego será enterrada en el patio de la escuela. Ahora mismo en el futuro, alguien puede estar leyendo tu carta, quizás de alguna forma te haga llegar las gracias por haber actuado con responsabilidad por el futuro.

REFERENCIAS

  1. Salazar, D. et. al. (2022). Did a 3800-year-old Mw ~9.5 earthquake trigger major social disruption in the Atacama Desert? Science.
  2. NatGeo (2022). Descubren rastros del terremoto más violento y devastador en la historia de la humanidad. Recuperado de NatGeo [4 de enero de 2023],

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