Recursos

Cápsula Educativa

La escuela como piscina decantadora

DATOS BÁSICOS

Amenaza Asociada Aluviones
Curso 8° Básico
Ámbito/ Asignatura Ciencias Naturales
Núcleo/ Eje procesar y analizar la evidencia
Objetivo curricular

Comunicar y explicar conocimientos provenientes de investigaciones científicas en forma oral y escrita, incluyendo tablas, gráficos, modelos y TIC.

Tiempo estimado de la actividad Dos horas lectivas (90 minutos)
Desarrollado por Joaquín Morales* para Itrend con material del (CR)2 y Onemi
* Licenciado en ciencias exactas

1. INTRODUCCIÓN

Imagen de portada: Aluvión en Copiapó. Fuente: Publimetro.

Causas y consecuencias de los aluviones de Atacama

Tiempo estimado: 10 min.

Materiales:

  • Proyector
  • Post-it o notas adhesivas.

Presentar un caso particular con la siguiente nota de Canal 13 sobre los aluviones en el norte de Chile en 2020.  

Atacama: decretan estado de catástrofe en comunas afectadas por lluvias y aluviones, T13.

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Luego, proyectar en la pizarra la imagen que se muestra a continuación y pedirles su participación para la actividad. Deben pasar adelante, tomar un post-it, escribir una característica del aluvión (puede ser una causa, una consecuencia o similares) y pegarla en la imagen de Copiapó en algún lugar que le parezca pertinente, con la idea de ir configurando un mapa del territorio que caracterice el fenómeno. Por ejemplo, podrían escribir «lluvias intensas» y pegarlo en el cielo.

Esta actividad, además de recoger ideas del video anterior también servirá para evaluar los prejuicios de las y los estudiantes para así orientar las explicaciones posteriores de la o el docente.

Aluvión en Copiapó, Publimetro.

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2. PRESENTACIÓN DE ANTECEDENTES

La actividad consiste en separar el curso en grupos y que cada grupo cree un afiche físico o digital en el que expliquen el fenómeno de los aluviones, poniendo énfasis en alguno de los siguientes temas:

  • El mecanismo físico que produce y caracteriza los aluviones, incluyendo características de los territorios en que ocurre y las causas y consecuencias principales.
  • El ciclo de resiliencia y las acciones que se han de realizar para prevenir, mitigar, responder y recuperarse de los posibles efectos del desastre.
  • El rol de la escuela ante los desastres: es un lugar de aprendizaje, pero también de contención psicológica y emocional, es un punto de conexión comunitaria y hasta un albergue en caso de desastre.

Estos temas pueden ser desarrollados previamente por la o el docente, o puede pedirse a las y los estudiantes que lo investiguen por su cuenta.

2.1 Descripción general del fenómeno

Tiempo estimado: 5 min.

En esta sección se dará una idea más general del fenómeno: su mecanismo de acción, sus principales causas y consecuencias. En concreto, se busca responder cómo ocurre un aluvión, por qué y qué consecuencias tiene en la sociedad. La respuesta a estas preguntas se entrelaza, pero la división permite orientar su caracterización. Se puede comenzar caracterizando el fenómeno de la siguiente forma:

Un aluvión es un flujo de barro donde el agua arrastra el material suelto (detritos) por una ladera, quebrada o cauce. Puede viajar muchos kilómetros desde su origen, aumentando de tamaño a medida que avanza pendiente abajo transportando rocas, hojas, ramas, árboles y otros elementos, alcanzando gran velocidad.
Onemi, 2020.

El agua disminuye el roce entre las partículas. Así, para que ocurra un aluvión en suelos densos, se necesita mayor cantidad y presión de agua que en suelos sueltos (Abarzúa, 2013). Podemos intentar imaginar esto como una duna de arena en la playa: al más mínimo toque, habrá deslizamientos de tierra. Cuando el agua corre por suelos áridos, el material granular y poco denso que se encuentra en la superficie se deslizará con el resto, cobrando cada vez mayor velocidad y volumen.

Además del tipo de suelo y la cantidad de agua, se debe considerar cómo influye la pendiente en el flujo de agua y la velocidad que esta puede alcanzar: esto provoca un mayor o menor impacto sobre el suelo por el cual se desliza. Una mayor pendiente provoca que el agua alcance velocidades más altas. Así, el suelo árido de una zona donde generalmente no llueve, sumado a una lluvia corta pero intensa en un lugar de gran pendiente es la combinación perfecta para un aluvión. Y, de hecho, esto es justamente lo que ocurre en el norte de Chile:

El inicio de este 2017 ha sido intenso en materia de desastres socio ambientales y los últimos aluviones ocurridos en Los Andes en la V Región de Valparaíso y en el Cajón del Maipo en la Región Metropolitana de Santiago, se suman a los eventos aluvionales ocurridos en el sector de Ensenada en la Región de Los Lagos y que dejó a más de 100 personas aisladas y el aluvión de Chollay en la Región de Atacama, que fue poco notorio ante los incendios de la zona centro sur de nuestro país, pero que dejó más de seis viviendas destruidas, vehículos arrastrados por el río Chollay y a más de 360 personas aisladas. Si bien son fenómenos que se presentan cada cierto tiempo, estos se han vuelto más recurrentes y no han sido internalizados en nuestra planificación urbana de manera óptima. Si comparamos estos aluviones con el reciente episodio de incendios forestales, aparecen dos factores comunes: el cambio climático y el rol de los privados frente a una emergencia.
El Mostrador, 2017.

Las causas directas de este fenómeno se pueden asociar a lluvias intensas o deshielos rápidos, además del tipo de suelo y la pendiente involucrada. Claramente, al hablar de lluvias y deshielos podemos notar que también puede haber factores antrópicos involucrados: el cambio climático, fenómeno que se ha intensificado en el último siglo por causas principalmente atribuibles a los efectos de la acción humana sobre el ecosistema (quema de combustibles fósiles, deforestación, ganadería intensiva, entre otros), produce un gran impacto en la velocidad de los deshielos y cambios importantes en las lluvias. De hecho, el cambio climático está asociado a la disminución de precipitaciones en muchas zonas como la Región Metropolitana o un aumento en la intensidad de las precipitaciones en otras zonas, como la costa de Chile (IPCC, 2018).

Otros factores antrópicos que se pueden considerar son la intervención directa de los territorios propensos de sufrir este tipo de desastres: 

Ambas transnacionales y sus contratistas (Strabag, Nuevo Maipo, Hotchief, entre otras) han realizado diversos trabajos, caminos, perforaciones, deforestación, etc. en la alta cordillera, soltando aún más el terreno y removiendo grandes cantidades de tierra. Muchos de estos materiales son depositados cerca de los cauces que luego son arrastrados por los mismos ríos. Además, las tronaduras y la abrupta perforación y vibración de la alta cordillera que producen las tuneladoras TBM y maquinarias del proyecto generan inestabilidad física en el territorio.
Coordinadora Ciudadana No Alto Maipo, 2017.

En general, los programas y políticas públicas se posicionan frente a los desastres como eventos aislados, los abarcan por medio de gestiones de emergencia, dejando en claro que no han sido diseñados con el objetivo de establecer estrategias de largo plazo, sino más bien respuestas acotadas y contextualizadas, con muy poco énfasis en la prevención (Vargas et al, 2018). Tomar una perspectiva más amplia es muy importante para afrontar sus consecuencias.

Las consecuencias sociales son muy diversas. Por un lado, víctimas fatales, gran cantidad de personas damnificadas —y seres vivos, en general—, destrucción de viviendas e inundación. Otras se manifiestan tiempo después del desastre debido al perjuicio en la infraestructura pública y privada (red vial básica, centros de salud y educativos), el colapso de servicios básicos (agua potable, electricidad y alcantarillado) y el aislamiento de la comunidad (Vargas et al, 2018). Esto conlleva a una drástica reducción de la calidad de vida de las y los implicados, además de una posible crisis sanitaria y, a causa de todo lo anterior, una gran cantidad de efectos negativos a nivel psicológico y emocional que se pueden prolongar en un largo tiempo si no se interviene adecuadamente en la comunidad afectada. Esto último nos permite ver que mitigar los efectos no termina con la reconstrucción de la infraestructura privada y pública: además, se deben buscar métodos efectivos de lograr atender masivamente las necesidades emocionales de las personas afectadas, lo que conlleva un desafío y un compromiso claramente mucho mayor y que debe comenzar tomando decisiones previas al desastre con gran determinación (Vargas et al, 2018).

2.2 Desarrollando resiliencia 

Tiempo estimado: 10 min

Las decisiones que se tomen respecto a mejorar la resiliencia del sector pueden dividirse principalmente en tres etapas: preparación, respuesta y recuperación.

Preparación

La preparación incluye diversas acciones orientadas a comprender la naturaleza de la amenaza, mitigar sus efectos y reducir al mínimo posible su impacto.

Para ello, deben llevarse a cabo una diversidad de acciones:

  • Estudiar el territorio para identificar las zonas amenazadas y la naturaleza de dicha amenaza. Se necesita información académica actualizada y de primer nivel para poder tomar las mejores decisiones.
  • Generar mapas de riesgo donde se detalle las zonas en mayor riesgo de sufrir las consecuencias de un aluvión.
  • Integrar los mapas de riesgo a las herramientas de planificación territorial. Eso podría significar, por ejemplo, prohibir la construcción de viviendas o edificios esenciales (hospitales, escuelas…) en los sectores amenazados.
  • Construir obras de mitigación como piscinas decantadoras en la cuenca aluvial. Si se cuenta con buenos datos, se puede determinar qué infraestructura es esencial y cuál es más costo efectiva, por ejemplo.
  • Instalación de alarmas y sistemas de alerta en las zonas de riesgo. Instalar equipos de observación en las pendientes más proclives a presentar aluviones. Estas medidas facilitan una rápida respuesta a la amenaza por parte de las autoridades y la población.
  • Educar en resiliencia a las comunidades. Esto no incluye solo hacer talleres y charlas: las acciones de resiliencia se pueden integrar a las actividades de la comunidad escolar.
  • Contar con zonas seguras donde puedan instalarse viviendas de emergencia.

Para profundizar en la preparación ante aluviones, se sugiere revisar el Anexo 1 y las recomendaciones de Onemi.

Respuesta

La respuesta requiere de acciones rápidas y oportunas orientadas en primer lugar a proteger la vida de las personas y, en segundo, asegurar la continuidad de servicios esenciales como el agua potable y el alcantarillado, la energía eléctrica, las telecomunicaciones, las redes viales, los servicios de salud y la cadena de abastecimientos, entre otros.

Algunas de las acciones de respuesta son las siguientes:

  • Orientar y movilizar los servicios de emergencia y el personal capacitado.
  • Alertar y orientar a la ciudadanía por medio de alarmas y personal capacitado. La ciudadanía debe conocer previamente el significado de cada alerta para que pueda responder de la forma adecuada.
  • Considerar la necesidad de informar y asistir a las personas en situación de discapacidad (sordera, ceguera, baja movilidad…) y a las personas migrantes que no hablan castellano.
  • Implementar albergues y refugios para las personas damnificadas.
  • Implementar medidas sanitarias para evitar la propagación de enfermedades y alimentar de forma apropiada a las personas damnificadas y aisladas. Por ejemplo, potabilización del agua, distribución de alimentos en buen estado, etc.

Para profundizar en las acciones de respuesta, se sugiere revisar el Anexo 2.

Recuperación

Lo primero que se piensa cuando se considera la etapa de recuperación es la reconstrucción material de la infraestructura dañada por el aluvión. Sin embargo, la recuperación no empieza ni termina con la reconstrucción material.

Algunas de las acciones de recuperación son las siguientes:

  • Reconstrucción de infraestructura esencial dañada por el aluvión (calles y caminos, tendido eléctrico, puentes, etc.).
  • Reconstrucción y probable reubicación de viviendas dañadas por el aluvión.
  • Puesta en marcha de programas que tengan como ejes estratégicos el fomento productivo, la vivienda y espacios públicos y el saneamiento sanitario.
  • Planes de apoyo psicológico, de reconstrucción de comunidades.
  • Involucrar a la ciudadanía en el proceso de reconstrucción a través de mecanismos de participación directa.
  • Incluir persepectiva de género para evitar que las mujeres se vean sobrecargadas por labores remuneradas y no remuneradas (como el cuidado de niñas, niños, adultos mayores y personas en situación de discapacidad).
  • Implementar sistemas de cuidado comunitario para casos de catástrofe.
  • No abusar de las escuelas y liceos como albergue para desastres: las niñas y niños necesitan recuperar la normalidad de su vida y asistir a un ambiente social protegido donde puedan procesar el impacto social y psicológico de lo ocurrido.
  • Al reiniciar las jornadas escolares, pero no debe buscarse retomar la programación académica regular como si no hubiese pasado nada: es necesario destinar tiempo al trabajo terapéutico sobre los impactos emocionales del desastre en la comunidad.

Un punto esencial de la etapa de recuperación es hablar del evento, compartir lo que significó para cada persona, siempre respetando y validando la experiencia del resto. Da lo mismo que una niña o niño solo haya tenido mucho miedo mientras otro perdió su hogar o un miembro de su familia: ambos dolores son importantes y merecen atención, aunque las estrategias para apoyar sean muy distintas en ambos casos. Lo importante es recordar que no se pueden comparar los sufirimientos y el hecho de que otra persona haya vivido experiencias más catastróficas que otra no es razón para minimizar o desentenderse de los problemas de quien no ha sufrido lo peor del desastre.

De hecho, los discursos dominantes pueden invisibilizar el trauma de las niñas y niños, y es por ello que ellos deben tener espacios para expresar ese trauma de la forma que les sea más sencilla. Para muchas niñas y niños basta con conversar y que se les escuche. Otros necesitan quizás escribirlo, componer un poema o una canción o incluso hacer una mímica o una obra de teatro que ayuden a externalizar y procesar las emociones.

Si se desea profundizar en las acciones necesarias para mejorar la resiliencia de una comunidad, se sugiere leer el Anexo 2. Para profundizar en las acciones de respuesta, se sugiere revisar el Anexo 1 .

3. DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD

3.1 Presentación de la actividad y selección del tema a trabajar

Tiempo estimado: 2 min

En caso de un desastre como un aluvión, el rol de la educación es fundamental. Enseñar sobre preparación y medidas de mitigación puede evitar desastres mayores, educar para prepararse para un desastre puede salvar vidas al momento de ocurrir el aluvión y la educación emocional puede sanar las profundas heridas internas que deja un evento traumático en cada persona. La educación ha de ser una actividad que viva en las calles, entre vecinos y vecinas, dentro de cada hogar y, como es el caso que nos compete, en las escuelas.

Por eso, la actividad se ha de enfocar en que las y los estudiantes comuniquen información dentro de sus colegios en relación con lo expuesto a lo largo de la clase. Esto lo pueden realizar mediante afiches que difundan pegando en sus colegios o bien creando un afiche digital que pueden compartir en redes sociales. 

Los temas de los afiches se pueden dividir en tres ejes: 

  • Comunicar de manera técnica el mecanismo por el que se producen los aluviones, incluyendo características de los territorios en que ocurre, así como las causas y consecuencias principales.
  • El ciclo de resiliencia y acciones efectivas que se han de realizar para prevenir, mitigar, responder y recuperarse de los posibles efectos del desastre.
  • El rol de la escuela ante los desastres: la escuela se constituye como un espacio de circulación de saberes diversos, de difusión de conocimiento científico, de contención psicológica y emocional para la comunidad, e incluso sirve como albergue para situaciones extremas.

Para ello, se sugiere dividir el curso en grupos y dar el espacio para seleccionar los temas, pero intentando que todos sean abarcados en la misma medida. Se les entregará una rúbrica para orientarles en la elaboración del afiche y su presentación.

3.2 Elaboración y presentación del afiche

Tiempo estimado: 43 min.

Se ha de entregar los materiales necesarios para crear el afiche o bien solicitar con anticipación que los lleven. El objetivo de esta etapa es guiar a las y los estudiantes en la compresión de la estructura del tema que eligieron, realizando preguntas que les ayuden a desglosar la información. Luego, a profundizar en esos conocimientos para que logren transmitirlos de manera efectiva. Para ello, se les puede preguntar lo siguiente:

  • ¿Qué partes componen el tema?
  • ¿Cuál es la idea central de este párrafo o sección?
  • ¿Hay algún elemento del tema en el que quieran enfocarse?
  • ¿Por qué encuentran que es relevante? 

Luego, proceden a elaborar el afiche. La o el docente debe observar cómo jerarquizan y representan la información, buscando que sea de la manera más clara posible. 

Finalmente, exponen de manera breve su afiche (no más de 5 minutos), indicando por qué enfatizaron en ciertas áreas del tema y en otras no, en qué se basaron para descomponerlo y por qué eligieron esa forma de ilustrar o representar la información. Todas y todos las y los integrantes del grupo deben participar tanto en la elaboración como en la presentación del afiche. 

Se les entrega la rúbrica de la derecha.

BIBLIOGRAFÍA

Abarzúa, F. (2013). Estudio experimental del inicio de aluviones en la cuenca alta del río Coya. Región Metropolitana, Chile. Universidad de Chile. Ver

Comité Científico Técnico (2015). Análisis Multisectorial Eventos 2015: Evento Hidrometeorológico marzo – Terremoto/Tsunami Septiembre (Informe anual). Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Ver

Coordinadora Ciudadana No Alto del Maipo (2017). Nuevo corte masivo de agua en Santiago, aluviones y la responsabilidad de Alto Maipo. Ver 

Salucci, P. (02/03/2017). Aluviones, cambio climático y privados: una nueva emergencia. Ver 

Intergovernmental Panel on Climate Change (2018).  Global Warming of 1.5 °C  Ver

PNUD (2014). Human Development Report 2014 Sustaining Human Progress: Reducing Vulnerabilities and Building Resilience. Ver

Vargas, G., Pérez S., Aldunce P. (2018). Aluviones y resiliencia en Atacama. Construyendo saberes sobre riesgos y desastres. Ver

Vial, A. (2009). Experiencia constructiva para la prevención de aluviones en el territorio chileno. Ministerio de Obras Públicas. Ver