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Cápsula Educativa

A 12 años del 27F: ¿cuánto hemos crecido?

DATOS BÁSICOS

Amenaza Asociada Terremotos, Tsunamis
Curso 6° Básico
Ámbito/ Asignatura Ciencias Naturales
Núcleo/ Eje Geografía
Objetivo curricular

HI06 OA 14: Explicar cómo han influido los desastres naturales en el desarrollo de Chile durante su historia reciente, dando ejemplos de nivel nacional y regional (sismos, volcanismo, sequía, inundaciones y derrumbes, entre otros).

Tiempo estimado de la actividad 2 sesiones de 45 minutos
Desarrollado por Joaquín Morales* para Itrend
*Licenciado en Ciencias Exactas y Magíster en Filosofía de las Ciencias

INTRODUCCIÓN

A las 3:34 de la madrugada del 27 de febrero de 2010, ocurrió un evento telúrico que marcó la historia de nuestro país. El terremoto de magnitud 8,8 Mw con epicentro en Cobquecura, se extendió a lo largo de más de seis regiones de Chile, territorio donde se concentra cerca del 80% de la población nacional¹. Varios informes gubernamentales publicados en los días posteriores al evento registraban más de 500.000 viviendas dañadas y más de 2 millones de personas damnificadas². Comunidades completas, además, vieron afectada su calidad de vida posteriormente debido a los daños en infraestructura de gran importancia para sus actividades productivas con un perjuicio directo en la situación económica de los mercados locales. El sistema de salud colapsó dejando un déficit de 4.000 camas en los hospitales públicos, el 40% de las escuelas resultaron dañadas afectando a medio millón de estudiantes y los gastos asociados a reconstrucción empleados dentro de los siguientes cinco meses se elevaron a un monto bastante difícil de pronunciar en pesos chilenos: $15.182.700.000.000 (quince billones ciento ochenta y dos mil millones setecientos millones de pesos)¹. Tal fue la magnitud del movimiento sísmico, que agitó las aguas de todo el Océano Pacífico, provocando marejadas en diversas latitudes, desde Japón a Ecuador, de Honduras a la Antártica, sin contar los más de 50 países que activaron sus alertas de tsunami². Ciudades como Talcahuano y Dichato se vieron gravemente afectadas por el tsunami, e incluso lugares que no sintieron el sismo sufrieron las consecuencias de un intenso maremoto, como ocurrió en el único poblado del archipiélago de Juan Fernandez, San Juan Bautista, que fue arrasado por el mar. Esta increíble liberación de energía, comparable a 100.000 bombas nucleares, sacudió literalmente la Tierra entera ¡desviando su eje de rotación en 8 cm! Según el geofísico de la Nasa Richard Gross «el terremoto de Chile movió suficiente material como para cambiar el equilibrio de masa del planeta»³.  

Ver vídeo de la columna que simula el alcance que tuvo el tsunami del terremoto del 2010 en la Tierra.

Frente a la magnitud de este acontecimiento, nuestro país se transformó profundamente. Familias tuvieron que emigrar de sus localidades y ciudades enteras fueron levantadas desde cero. Pese a que las estrictas normativas de construcción presentes en la legislación chilena salvaron miles de vidas, notamos que no estamos preparados como país para un evento de este tipo. Claro que es difícil enfrentar tan increíble manifestación de las fuerzas de la naturaleza, no obstante el desafío de correr la línea de lo que sí podemos hacer surgió como una verdadera urgencia y, por lo tanto, es esencial que nos preguntemos hoy en día: ¿cuánto hemos crecido desde entonces?

Una simulación del efecto del terremoto en Chile por todo el Océano Pacífico

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DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD

Luego del megaterremoto y posterior tsunami del 27F, Chile tuvo que adoptar una nueva estrategia ante los desastres de origen natural. Especialmente con la polémica generada por la “no decisión” de evacuar el borde costero. Como muestran Cancino y Seguel en su investigación Condicionantes socio-técnicas de las decisiones políticas. El tsunami del 27F en Chile, la falta de una determinación clara en relación a la activación de la alarma de tsunami en el borde costero afectado no se puede reducir sencillamente a un error o negligencia⁴. Más bien, en esta paralización de la decisión política se entretejen diversos factores relacionados a la gestión de desastres como son la centralidad del poder, la falta de capacitación técnica y una deficiencia en la comunicación entre el conocimiento experto científico y el poder político ejecutivo⁴. En este contexto es que surge la necesidad de una proliferación institucional en el abismo que separa al estado de la ciencia con el fin de articular de manera más eficiente la toma de decisiones con las necesidades que surgen de la investigación. En el esquema creado por Conecta Resiliencia se sintetizan en una línea de tiempo (Figura 1) los avances que se han realizado en esta dirección, contemplando las diversas instituciones que han nacido estos últimos 12 años post 27F. 

Tomemos particularmente el caso del Centro Sismológico Nacional. El año 1906 un intenso terremoto acompañado de grandes incendios afectaron la ciudad de Valparaíso (para profundizar en este evento, véase las cápsulas de Aprende Resiliencia Terremotos en Valparaíso: una historia de reconstrucción y resiliencia y El desarrollo de Valparaíso en torno al régimen de fuego). En respuesta, el gobierno de Pedro Montt, a petición del rector de la Universidad de Chile, Valentín Letelier, fundó el 1 de mayo de 1908 el Servicio Sismológico, que luego en 1927 pasaría a llamarse Servicio Sismológico Nacional (SSN)⁵. Esta institución poseía un carácter principalmente académico hasta que en 2007, luego del terremoto de Aysén, el gobierno se vio en la urgencia de contar con un plan de alerta y emergencia en caso de terremotos y tsunamis. Esta misión fue otorgada al Departamento de Geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile de la cual dependía el SSN, quiénes debían encargarse del diseño, implementación y operación de una red sismológica que se extendiera por todo el territorio nacional, efectuando un plan de monitoreo permanente de la sismicidad⁵. Así comenzó a gestarse la idea de extender el SSN a un Centro Sismológico Nacional. Esta idea no dio frutos sino hasta el 27 de febrero de 2010. La magnitud del megaterremoto volvió una urgencia nacional contar con un sistema de monitoreo extendido, puesto que frente a un evento de este tipo es crucial poder observar sus características rápidamente para prever sus posibles consecuencias. Por ejemplo, sabiendo su profundidad y magnitud podemos estimar dónde y cuándo podría ocurrir un tsunami y alertar a la población para evacuar las costas correspondientes. Esto es algo que quedó en evidencia para el 27F ya que el mismo director de la red sismológica de ese entonces, el doctor en Ciencias de la Tierra Sergio Barrientos, expresó que era un sistema muy antiguo que funcionaba a un bajo costo y que, por lo tanto, tardaron hasta dos horas en calcular la magnitud y el epicentro del megaterremoto⁶. Así, la misión de modernizar este sistema de monitoreo se completó exitosamente tan sólo 3 años después del 27F con la activación del Centro Sismológico Nacional (CSN) el 20 de marzo de 2013⁶. El principal giro que tuvo el SSN fue superar su carácter estrictamente académico para convertirse en una entidad clave en la estrategia de resiliencia nacional

Figura 1: Línea de tiempo del desarrollo de instituciones post 27F. Créditos: ConectaResiliencia

Una evolución similar podemos observar en otras instituciones como el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA) cuyo rol es fundamental en la detección oportuna de movimientos marítimos inusuales y la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (ONEMI); las cuales fueron duramente criticadas para el megaterremoto debido a su falta de coordinación y las precarias condiciones en que resguardaban la seguridad nacional⁷. Otras instituciones que destacan son el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden), el Programa de Reducción de Riesgo y Desastres (Citrid) y el Centro de Ciencia del Clima y Resiliencia (CR2). 

Un avance muy significativo en la consolidación de un plan para la resiliencia en nuestro país se llevó a cabo cuando en 2016 un grupo interdisciplinario de más de 80 especialistas, conformaron la Comisión de I+D+i para la Resiliencia Frente a Desastres de Origen Natural (CREDEN) donde se planteó el desafío de desarrollar una Estrategia Nacional de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) para un Chile Resiliente frente a Desastres de Origen Natural⁸. Esta estrategia plantea una hoja de ruta en la que destacan 14 tareas para cumplir con su propósito. En relación a esta estrategia es que nace el Instituto para la Resiliencia ante Desastres (Itrend) como un organismo que busque la materialización de esta propuesta. 

En este punto nuestro país se ha visto fortalecido con un robusto respaldo institucional que otorga condiciones políticas y técnicas altamente más eficientes que las que poseíamos en el 2010. Chile ha mostrado su capacidad de salir adelante fortificado, no obstante el desafío de crear resiliencia frente a los desastres de origen natural sigue presente, tarea que se vuelve especialmente significativa en los tiempos de crisis climática que estamos viviendo, donde nuestra mejor estrategia para salir adelante es afirmar los lazos y comprender nuestro rol en la creación de un espacio de proliferación de ideas y estrategias tanto desde lo civil como lo institucional. 

ACTIVIDAD 

Como se ha mencionado, el país cuenta en este momento con una estrategia de resiliencia nacional que consta de 14 puntos esenciales. Las denominadas tareas configuran diversos escenarios en que el país debe desarrollarse, específicamente dan cuenta de los distintos modos en que la institucionalidad chilena, los centros de investigación y las políticas públicas han de modificarse. Es decir, son una clara muestra de cómo los desastres de origen natural tienen un impacto en el desarrollo del país. Por lo tanto, la siguiente actividad está enfocada en la comprensión de estas tareas y en una reflexión sobre cómo la articulación de éstas puede proveer al país de mejores condiciones de resiliencia ante desastres. 

La actividad consiste en:

  • En parejas, seleccionar una de las 14 tareas. Las cuales se pueden encontrar en el documento de la Estrategia CREDEN, así como en el portal Conecta Resiliencia. En la selección, se debe procurar que todas las tareas sean abordadas. 
  • Armar un documento (podría ser en sus cuadernos, una hoja de oficio o una cartulina pequeña) donde escriban: la dimensión de la tarea, su descripción, un resumen en sus palabras de su propósito y el resultado del punto 3.
  • Como se observa en el documento Estrategia CREDEN, existen 4 dimensiones en que se distribuyen las 14 tareas. Estas dimensiones se pueden sintetizar en:
    • Social
    • Desarrollo
    • Gestión
    • Investigación

Teniendo esto en cuenta, el siguiente paso de la actividad será escoger una temática de una dimensión diferente a la suya, para analizar el enfoque de cada una y las maneras en que podrían articularse. Para ello, deberán contactar con otro grupo que haya seleccionado dicha tarea y analizar en conjunto las características en común de sus tareas elegidas. Por ejemplo: 

  • Si con mi grupo escogimos la tarea “Tarea 1: Resiliencia social frente a Desastres de Origen Natural”, podríamos seleccionar la tarea “Tarea 6: Nuevas Aplicaciones de las Tecnologías de la Información, Control y Comunicaciones y otras Tecnologías Habilitantes”. Con el otro grupo tendríamos que debatir cuál es el foco de cada una (una está enfocada en la vulnerabilidad y la otra en el desarrollo tecnológico), y cómo se podrían articular (el desarrollo de las TICC en una organización mejora los sistemas de alerta comunitarios, disminuyendo así su vulnerabilidad, y a la vez la investigación sobre vulnerabilidad social posibilita el levantamiento de información que contribuye a la formación de bases de datos para la aplicación de mejores estrategias en otras comunidades).
  • Finalizar la actividad con una reflexión como curso donde las y los estudiantes puedan compartir las relaciones que encontraron entre las distintas tareas. 

Estrategia CREDEN

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REFERENCIAS

  1. Bresciani, L. (2010). Chile 27F 2010: La catástrofe de la falta de planificación. EURE
  2. MINEDUC. El terremoto de Chile de 2010 – Emergencia y Desastre. Recuperado de MINEDUC [22 de diciembre de 2022].
  3. NASA (2010). ¿El terremoto de Chile movió el eje de la Tierra?. Recuperado de NASA [22 de diciembre de 2022].
  4. Cancino, R. y Seguel, A. (2014). Condicionantes socio-técnicas de las decisiones políticas. El tsunami del 27F en Chile. Revista CTS
  5. CSN. Historia. Recuperado de Centro Sismológico Nacional [22 de diciembre de 2022].
  6. Rivadeneira, L. (2020). La reconstrucción de las instituciones. Recuperado de La Tercera [22 de diciembre de 2022].
  7. Sánchez, J. (2020). Lecciones del 27F: Los cambios que ha tenido la Onemi desde la tragedia en 2010. Recuperado de CHV  [22 de diciembre de 2022].
  8. Conecta Resiliencia. Estrategia Creden. Recuperado de Conecta Resiliencia [22 de diciembre de 2022].
  9. Conecta Resiliencia (2020). Especial 27F | De la emergencia a la prevención: los cambios en la institucionalidad tras el terremoto. Recuperado de Conecta Resiliencia [22 de diciembre de 2022].

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